Son muchas las dudas que pueden surgir a las mujeres a lo largo del embarazo. Algunas cuestiones se preguntan sin dificultad, como qué se debe hacer con la fiebre en el embarazo. Otras son más íntimas que otras y es normal que nos dé reparo preguntar. Es el caso, por ejemplo, del flujo en el embarazo, un tema muy íntimo sobre el que no tienes por qué tener dudas.
El aumento natural del flujo en el embarazo
Al quedarse embarazadas, una de las dudas más habituales que tienen las mujeres es si se sigue expulsando flujo a lo largo del embarazo. La respuesta es sí. De hecho, normalmente la cantidad de flujo en el embarazo aumenta debido a la mayor hormonación que las mujeres atraviesan durante la gestación.
El flujo en el embarazo es totalmente necesario, ya que gracias a este fluido se conforma lo que se llama tapón mucoso. El tapón mucoso es una barrera que se forma en la abertura del útero con el fin de proteger al feto de posibles infecciones. Este tapón mucoso acompaña a la mujer durante su embarazo, y se suele expulsar unas horas antes del momento del parto.
No existe una norma sobre qué cantidad de flujo es normal. Cada embarazo es diferente, y mientras unas sienten que su flujo aumenta, otras pueden notar menos este cambio. En ninguno de los dos casos esto debe considerarse un problema. Sin embargo, sí que hay ciertos síntomas relacionados con el flujo que pueden indicar que algo no va bien.
¿Cuándo debo preocuparme por el flujo?
El flujo forma parte del embarazo de la mujer, por lo que no debe suponer una preocupación. Sin embargo sí hay que estar alerta en ciertas ocasiones:
- Cuando el color del flujo es blanco (en lugar de transparente) y su aspecto es grumoso.
- Cuando existen picores y/o sarpullidos en la vagina.
- Cuando el flujo tiene un olor fuerte y desagradable.
- Cuando se siente ardor y molestia al orinar o durante el acto sexual.
Ante estos síntomas, es necesario acudir al ginecólogo para que realice las pruebas pertinentes, bien para descartar problemas en el embarazo o bien para tratar posibles infecciones que tenga la madre. Durante el embarazo las infecciones más habituales suelen ser:
- Vaginosis bacteriana. Es una infección que provoca una sensación de picazón y un olor desagradable. También pueden darse casos en los que sea una infección asintomática, por lo que conviene hacerse revisiones de forma habitual. En cuanto a si afecta al embarazo, en muy raras ocasiones y si no es tratada, puede afectar al útero, provocando un parto prematuro.
- Infección por levaduras. Puede considerarse una infección común entre las embarazadas por los cambios hormonales que éstas padecen. Aunque no suele tener grandes complicaciones, también debe ser tratada.
¿Cómo diferenciar el flujo del líquido amniótico?
Cuando una mujer embarazada rompe aguas, el líquido amniótico sale de forma abundante y continuada, de forma que es fácil de identificar. Sin embargo, a veces puede darse una fisura en la bolsa amniótica que provoque pequeñas pérdidas de líquido de manera intermitente. En este caso, puede resultarnos difícil distinguir las pérdidas de líquido, de las pérdidas de orina o flujo vaginal.
Estos son los pasos que hay que seguir para diferenciar ambos casos:
- Lo primero que debemos hacer es vaciar la vejiga para descartar pérdidas de orina.
- Colocar un paño de color oscuro dentro de la ropa interior.
- Pasear y/o toser varias veces.
- Después de hacer esto hay que observar el paño.
Si se trata de una fisura en el saco amniótico, veremos una mancha relativamente grande de líquido en el paño. Si no, el paño estará o bien seco, o con flujo, que es más espeso y viscoso.
El flujo forma parte de la naturaleza de la mujer, y durante el embarazo formará parte de los muchos cambios por los que pasará tu cuerpo. Es importante tener en cuenta estas cuestiones para poder identificar algún problema, pero sobre todo para entender los cambios naturales de tu cuerpo. El ginecólogo será quien te guíe en estas cuestiones además de en otras, utilizando tecnología como la del test prenatal no invasivo NACE, que te permitirá a partir de una muestra de sangre saber si tu bebé nacerá sano.