La sed en el embarazo, o mejor dicho el aumento de la sensación de tener que beber líquido, no es más que un proceso de adaptación de tu organismo a tu nuevo estado. En realidad, la madre bebe más con el fin de ayudar a lograr tres objetivos necesarios durante todo el embarazo: conservar más líquidos en el organismo, incrementar el volumen sanguíneo y, en general, cubrir las nuevas necesidades provocadas por la gestación.
En circunstancias normales, la sensación de sed se encuentra en relación directa con la cantidad de agua que el organismo va perdiendo a lo largo del día a través de la orina, el sudor y la evaporación.
Entonces… ¿qué ocurre durante el embarazo? Que se pierde más agua por los cambios en el metabolismo. Por lo tanto, lo que ocurre es que el cuerpo detecta que está perdiendo más agua, por lo que automáticamente aumenta la sensación de sed para que la mujer beba más y cubra estas nuevas necesidades.
¿Cuándo debo preocuparme por el aumento de la sensación de sed?
Las siguientes circunstancias relacionadas con el aumento de la sensación de sed durante el embarazo deberían ponerte en alerta:
- Si el aumento de la sensación de sed es excesivo.
- Si estas ganas de beber más líquido van acompañadas de otros síntomas como una fatiga muy intensa y ganas anormales de ir muy frecuentemente al baño.
En estos casos, debes consultarlo con tu médico con el fin de descartar o confirmar si has desarrollado diabetes gestacional.
Algunos apuntes sobre la diabetes gestacional
¿Qué es la diabetes gestacional?
Se trata de un tipo de diabetes exclusiva del embarazo, es decir, solo afecta en este periodo y, en la mayoría de los casos, desaparece tras el parto. Su principal consecuencia es que provoca un importante aumento del nivel de glucosa en sangre.
¿Por qué ocurre?
Porque durante el embarazo la hormona que ayuda a eliminar la glucosa, llamada insulina y generada por el páncreas, sufre modificaciones que hace que se altere su funcionamiento normal.
¿Es frecuente?
Es relativamente frecuente, se calcula que afecta a entre el 1 y el 3% de las embarazadas.
Factores de riesgo
Además del embarazo, el riesgo es mayor en:
- Mujeres con obesidad.
- Mayores de 30 años.
- Con antecedentes de diabetes o con familiares que la sufran.
¿Existe tratamiento?
Junto con el control diario del nivel de azúcar en sangre, una dieta específica y practicar ejercicio de moderada intensidad suele ser suficiente para controlar este problema en el 90% de las afectadas. El 10% restante precisará de un tratamiento con insulina. Tanto si se necesita insulina como si no, la diabetes gestacional suele desaparece tras el parto. Solo se cronifica en un porcentaje muy bajo de los casos, suele darse en mujeres que no siguen el tratamiento y no se cuidan.
¿Puede afectar al bebé?
No hay un riesgo mayor de aborto ni anomalías en el bebé porque la madre tenga diabetes, pero sí puede crecer más de lo normal, es decir, puede nacer GEG (grande para la edad gestacional).
Para confirmar la presencia de diabetes gestacional dentro de las pruebas habituales durante el embarazo, se encuentra una prueba oral de tolerancia a la glucosa (test de O’Sullivan), que suele realizarse entre las semanas 24 y 28.