Monitorización fetal y las últimas pruebas del tercer trimestre

Los últimos meses del embarazo están marcados por la ilusión de los padres, que están cada vez más cerca de tener a su bebé en brazos. Es, sin duda, un momento muy emotivo por los preparativos, pero también está cargado de nerviosismo ante la inminencia del parto.

La última ecografía, el cultivo vaginal y la monitorización fetal son las tres pruebas señaladas el calendario de las embarazadas en el tercer trimestre. Las tres están orientadas a controlar el estado  de salud del bebé y a preparar a madre e hijo para el alumbramiento.

 

El tercer trimestre del embarazo para madre e hijo

En las últimas semanas de gestación la mujer experimenta cambios físicos y emocionales, ya que su cuerpo se prepara para el parto y la lactancia y su mente para la llegada del bebé. Los primeros son más evidentes y entre ellos llama la atención el aumento del tamaño del útero, los pechos y los pezones.

La retención de líquidos también se agudiza en el último trimestre y muchas mujeres sufren hinchazón en piernas y tobillos. En estas últimas semanas la embarazada suele encontrarse más cansada, tiene dolores de espalda por el peso y puede experimentar contracciones en el útero (Braxton Hicks) que, aunque moderadas, indican que el parto se avecina.

Para el bebé estas semanas suponen su “puesta a punto” para su llegada al mundo. A partir del séptimo mes sus pulmones están preparados para respirar y sus huesos están completamente formados aunque no poseen todavía la calcificación necesaria. En el octavo está completamente desarrollado y comienza a ganar peso y a ponerse en posición para el parto.

Gracias a la monitorización fetal en el tercer trimestre del embarazo se puede registrar el latido cardiaco del bebé y su respuesta a las contracciones uterinas. Ver a su bebé gracias a la monitorización fetal permite a la madre estar más tranquila al comprobar que todo transcurre correctamente.

 

¿Para qué sirve la monitorización fetal?

La monitorización fetal prenatal se realiza a partir de las semanas 38 y 39 del embarazo generalmente por vía externa (colocando unas correas en el vientre de la madre), pero también puede hacerse de manera interna (con eletrodos en el bebé que se colocan través del cuello del útero).

A veces durante el parto la monitorización fetal se usa para controlar las contracciones uterinas y el latido del bebé. Si llegado el momento previsto la embarazada no rompe aguas pueden realizarse monitorizaciones fetales para comprobar que todo está bien y, si es necesario y el médico lo cree conveniente,  se terminará por provocar el parto o realizar una cesárea.

La monitorización fetal es una prueba indolora y no invasiva. Dura unos veinte minutos y tiene como objetivo comprobar el bienestar y el desarrollo del bebé. Es obligatoria para todas las embarazadas y a veces los médicos piden a la gestante que tome alguna comida o bebida dulce antes de la monitorización fetal para activar los movimientos del bebé y así poder verlo mejor. 

 monotorización fetal y últimas pruebas

Última ecografía y cultivo vaginal

Aunque la monitorización fetal es una de las pruebas que más seguridad da a médicos y madres no hay que olvidar el resto de pruebas del tercer trimestre del embarazo.

La primera de ellas es la última ecografía. Se realiza en la semana 34, justo al inicio del último trimestre y unas semanas antes del nacimiento del bebé. Gracias a ella se comprueban factores fundamentales a la hora de preparar el parto, como que el crecimiento del bebé es correcto, la cantidad de líquido amniótico, la posición del bebé o el buen funcionamiento de la placenta.

Si un embarazo está catalogado como de riesgo  es posible que se recomiende que la ecografía del tercer trimestre sea una ecografía Doppler, que usa ultrasonidos para comprobar el estado de la circulación de la sangre en diversos puntos de interés del feto, la placenta y el útero.

El cultivo vaginal del tercer trimestre se realiza entre las semanas 36 y 38. La encargada de hacerlo es la matrona que ha estado controlando a la embarazada durante toda la gestación y su objetivo es detectar en la madre Streptococcus agalactiae, un estreptococos del grupo B que puede causar infecciones en el recién nacido.

El cultivo vaginal antes del parto es una prueba muy sencilla que solo requiere una muestra rectal y vaginal rutinaria. Sin embargo es muy importante ya que esta infección no presenta síntomas especiales y suele pasar desapercibida. Por eso el cultivo es una prueba obligatoria para todas las embarazadas en el tercer trimestre.  En caso de que el cultivo vaginal  diera positivo, será necesario tratar a la madre cuando comience a dilatar tras romper aguas para evitar infecciones en el recién nacido.

Otras pruebas del tercer trimestre

Además de la monitorización fetal, el cultivo vaginal y la última ecografía, el control de peso, el control de la tensión y los análisis de orina y sangre son pruebas rutinarias durante todo el embarazo así que también se añaden al calendario de pruebas del tercer trimestre. Seguir los consejos de los especialistas y acudir a las pruebas del calendario puntualmente nos ayudará a hacer un seguimiento efectivo del embarazo,  prevenir problemas, eliminar estrés en la madre y preparar a madre e hijo para el parto.

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